
Cuando, por fin pasamos a comer, seguimos con las alcachofas. Esta vez confitadas en aceite y con jamón ibérico. Un lujo de suavidad y sabor.
Seguimos con unas pochas con almejas, de sabor casero, bien cocidas y delicadas al paladar.

Las berenjenas fritas con miel son también un clásico. Creo que han sido las mejores que he probado, crujientes y tiernas, con un ligero toque (no embadurnadas) de miel de caña. Verdaderamente exquisitas.
No suelo pedir rosada porque mi padre la preparaba de manera suculenta y no la he vuelto a comer tan rica. Pero, como todo parecía presagiar el milagro, esta vez me atreví... y di en el clavo. El pescado jugoso y bien frito llevaba un rebozado ligero y sabroso, estaba muy bien adobada, sin exceso de acidez pero con potencia de sabor.
Y de postre, un clásico con el que, de nuevo, pocas veces me arriesgo: leche frita. Otro acierto. Este postre, de los pocos dulces que hacía mi yaya, como la magdalena de Proust, me traslada a las semanas santas de mi infancia. Esta vez la evocación fue suculenta, una leche cremosa, bien rebozada y crujiente. De hecho, con el disfrute, casi se me olvida hacer la foto, menos mal que me di cuenta cuando aún quedaba un trocito...
Podría decir que esta comida me reconcilió con sabores antiguos, con gustos familiares, con lo casero, porque había buena cocina sobre la mesa, platos tratados con respeto y cariño, sin sorpresas decepcionantes. Me quedo con ganas de volver para probar otras propuestas de alcachofas, fritas, rebozadas...
El precio oscila alrededor de los 25 euros por persona.
Yo no quise ser menos, así que, aquí me tenéis inmortalizada junto al gran Mariano, mi Proust particular.
C/ Granados (Junto Plaza Uncibay) Málaga
Tel. 952 21 18 99
Me gusta la cocina y me gusta aprender......vendré a visitarte.....gusto en haberte conocido!!!
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