Cuando era pequeña, mi madre me mandaba a menudo a comprar al Ultramarinos de la señora Juliana. Esa tienda pequeña, con estanterías y mostrador de madera, era un paraíso de latas y tarros. Me gustaba especialmente que mi madre me encargase membrillo para la merienda. Aquella mujer, ya anciana, abría con parsimonia una preciosa lata cuadrada y cortaba con delicadeza un pedazo de carne dulce. Cuando, con ayuda del cuchillo, lo llevaba hasta el papel para envolverlo, de la porción se deslizaban hilos de almíbar. A mí no me gustaba mucho el membrillo, pero ver a la señora Juliana cortándolo era un espectáculo delicioso. Creo que desde entonces me gustan los utramarinos.
Paseando por La Coruña, pasamos por delante del Bar Charcutería Montefurado. Su escaparate recordaba a esas tiendas antiguas, chicharrones, rosquillas, jamones colgando del techo... Un lugar para tomar algo y hacer compra. Una ración mixta de jamón granadino y queso del país. Una auténtica exquisitez para el paladar. Todo abundante y de primera, con pan de hogaza. El jamón cortado a máquina, lonchas finísimas y veteadas, el queso untoso y aromático, perfecto sobre el pan.
Una tarta de queso casera, fresca y suave, con el punto justo de dulzor y una mermelada ligera. Nada de empalago, resaltando el sabor del queso de cabra. Deliciosa.
En el mostrador, ricos embutidos y una rosquillas caseras que también vinieron para casa con una crujiente costra de glaseado de azúcar, demasiado para mí, pero alabada por los golosos que me rodean.
El matrimonio que regenta el local no sólo estaba tras la barra, también en la pared, colgando de un cartel gigante para el que posaron, anunciando la 2ª Mostra de Cinema Periférico. En el cartel recuerdan que "O cine é como o cerdo, aprovéitase todo".
Ahí les podéis ver a los dos, con sus embutidos delante, dispuestos a preparar cuarto y mitá de súper ocho en lonchas finas.
Paseando por La Coruña, pasamos por delante del Bar Charcutería Montefurado. Su escaparate recordaba a esas tiendas antiguas, chicharrones, rosquillas, jamones colgando del techo... Un lugar para tomar algo y hacer compra. Una ración mixta de jamón granadino y queso del país. Una auténtica exquisitez para el paladar. Todo abundante y de primera, con pan de hogaza. El jamón cortado a máquina, lonchas finísimas y veteadas, el queso untoso y aromático, perfecto sobre el pan.
Una tarta de queso casera, fresca y suave, con el punto justo de dulzor y una mermelada ligera. Nada de empalago, resaltando el sabor del queso de cabra. Deliciosa.
En el mostrador, ricos embutidos y una rosquillas caseras que también vinieron para casa con una crujiente costra de glaseado de azúcar, demasiado para mí, pero alabada por los golosos que me rodean.
El matrimonio que regenta el local no sólo estaba tras la barra, también en la pared, colgando de un cartel gigante para el que posaron, anunciando la 2ª Mostra de Cinema Periférico. En el cartel recuerdan que "O cine é como o cerdo, aprovéitase todo".
Ahí les podéis ver a los dos, con sus embutidos delante, dispuestos a preparar cuarto y mitá de súper ocho en lonchas finas.
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