Ayer estuvimos en el nuevo restaurante vegetariano que han abierto en Bajamar, La Laguna, Tenerife.
Un local chiquitito, al que ya habíamos echado el ojo porque da buen rollo.
Me da gusto recomendarlo y lo voy a hacer, en principio, por la sonrisa de su cocinera, Maca, una sonrisa, que no se apaga ni un momento y que está dibujada en todos los platos que llegan a la mesa.
No es ñoñería. Me encanta comer, y comer bien, ya lo sabéis, pero también está claro que en el disfrute de quien cocina reside parte del éxito de lo cocinado.
En El León, extraño nombre para un vegetariano ciertamente, ofrecen un menú por ocho euros, con dos platos y bebida. Luego, puedes añadir un postre, aparte.
Nos trajeron como "saludo de cocina" una torta crujiente con hummus.
En el menú ofrecían, de primer plato, crema de pimiento rojo y zanahoria que, tibia y ligerita de textura, estaba muy rica. También, una sopa de melón y pepino, refrescante y agradable.
De segundo, como no nos decidíamos, Yoyo, el otro miembro del equipo, que tampoco escatima en amabilidad, nos propuso "un variadito", así que probamos la croqueta de mijo, la quiche de zucchini, albóndiga de seitán con tomate y falafel con crema de yogur, acompañado con una ensalada crujiente y fresca. No le pondría ni un pero al conjunto. Todo estaba sabroso y bien cocinado.
Un local chiquitito, al que ya habíamos echado el ojo porque da buen rollo.
Me da gusto recomendarlo y lo voy a hacer, en principio, por la sonrisa de su cocinera, Maca, una sonrisa, que no se apaga ni un momento y que está dibujada en todos los platos que llegan a la mesa.
No es ñoñería. Me encanta comer, y comer bien, ya lo sabéis, pero también está claro que en el disfrute de quien cocina reside parte del éxito de lo cocinado.
En El León, extraño nombre para un vegetariano ciertamente, ofrecen un menú por ocho euros, con dos platos y bebida. Luego, puedes añadir un postre, aparte.
Nos trajeron como "saludo de cocina" una torta crujiente con hummus.
En el menú ofrecían, de primer plato, crema de pimiento rojo y zanahoria que, tibia y ligerita de textura, estaba muy rica. También, una sopa de melón y pepino, refrescante y agradable.
De segundo, como no nos decidíamos, Yoyo, el otro miembro del equipo, que tampoco escatima en amabilidad, nos propuso "un variadito", así que probamos la croqueta de mijo, la quiche de zucchini, albóndiga de seitán con tomate y falafel con crema de yogur, acompañado con una ensalada crujiente y fresca. No le pondría ni un pero al conjunto. Todo estaba sabroso y bien cocinado.
Me gustó también que, mientras comíamos, una mujer entrara en el local, ofreciendo sus productos de huerta ecológica que cultivaba a un par de kilómetros del local. Es un placer ser testigo de estas sinergias y comprobar cómo pueden salir adelante ideas que se trabajan con cariño y "corazoncito", como ponen los dueños de El León en su pizarra de sugerencias. He visto también que se trata de un proyecto financiado por Triodos Bank, una filosofía con la que encaja perfectamente el corazón, la cocina de proximidad, los productos naturales..., en definitiva, el trato cariñoso a los alimentos, al cuerpo y a las personas.
Los postres, salvo el tres chocolates, no me entusiasmaron, a la tarta de manzana y a la de fresas y paraguayo les faltaba la gracia que sí tuvieron los otros platos, pero bueno, sé que Maca tiene una amplia variedad de dulces vegetarianos y veganos en su recetario particular así que habrá que seguir probando. Y, desde luego, que cuente conmigo para hacerlo.
Eso sí, como es un local pequeño, es casi imprescindible llamar para reservar. Seguro que es una buena experiencia... y a ese precio...
(Las fotos, salvo la del plato, pertenecen a su página de Facebook)
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